lunes, 13 de mayo de 2024

Corbyn avisa: “Israel pretende destruir a todo un pueblo” en Gaza

El parlamentario británico y exlíder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn.

Jeremy Corbyn califica de un “genocidio en vivo” la campaña de agresiones de Israel en Gaza y avisa que el objetivo del conflicto es exterminar al pueblo palestino.

“Estamos transmitiendo en vivo un genocidio” en Gaza, dijo el parlamentario británico y exlíder del Partido Laborista en una entrevista concedida el lunes a Double Down News.

Señaló que la guerra de Gaza es “uno de los conflictos más intensos” que ha presenciado, donde más de 35 000 personas, incluidos 15 000 niños, han sido asesinadas y “muchos cuerpos están bajo los escombros”.

En cuanto al objetivo de la campaña militar israelí, Corbyn advirtió que “Israel pretende destruir a todo un pueblo” y ocupar la Franja de Gaza, en clara violación de la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), los fallos de la Corte Penal Internacional (CPI), y los Convenios de Ginebra.



Tachó de una “vergüenza” la decisión del Gobierno británico de seguir enviando armas a Israel mientras incluso Estados Unidos, el principal aliado del régimen de Tel Aviv, ha amenazado con suspender algunos suministros de armas si la entidad ocupante ataca Rafah.


Describió la situación humanitaria en Rafah y todo el enclave costero como crítica y denunció que el apoyo de los gobiernos occidentales y los grandes medios de comunicación al régimen sionista han creado “inmunidad” para Israel.

En cuanto a la represión de las protestas pro palestinas en los países occidentales, el político británico dijo que este enfoque ha sido ineficaz, y adujo que las masivas marchas antiisraelíes en las capitales europeas y las ciudades estadounidenses “se han convertido en un movimiento global en defensa de los derechos del pueblo palestino y la justicia”.


Pese a la demanda del público británico para detener venta de armas a Israel, Londres no ve necesario dejar de enviar armas al régimen ocupante al considerar que el porcentaje es supuestamente ínfimo y no determina el curso de la guerra, pero el gesto tiene relevancia política, según analistas.


sábado, 11 de mayo de 2024

Premio Pulitzer de NYT por la guerra de Gaza, una parodia del periodismo


El premio Pulitzer del diario estadounidense The New York Times por la cobertura de la guerra de Gaza es una parodia del periodismo.

Por: Maryam Qarehgozlou

The New York Times ganó el Premio Pulitzer* por su cobertura de la operación liderada por el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) el 7 de octubre en los territorios ocupados y sus consecuencias, a pesar de que el periódico ha sido criticado por distorsionar los hechos sobre la guerra y encubrir los crímenes genocidas del régimen israelí en Gaza.

El lunes, el personal de The New York Times se llevó un Pulitzer en reportajes internacionales por su “cobertura amplia y reveladora” de la operación Tormenta de Al-Aqsa liderada por HAMAS, las fallas de inteligencia del régimen israelí y su agresión militar sin límites contra Gaza.

Comprensiblemente, el premio provocó una reacción violenta de los activistas pro-Palestina, ya que el periódico ha sido ampliamente criticado por su cobertura sesgada de la guerra, por instruir a los periodistas a evitar el uso de términos como “genocidio” y por amplificar la falsa “violencia sexual” del 7 de octubre, alegaciones hechas por el régimen israelí.

Mientras el número de muertos palestinos en la sitiada Gaza supera los 34 900, la mayoría de ellos niños y mujeres, la cobertura de la guerra genocida por los principales medios de comunicación occidentales se ha caracterizado por un sesgo constante a favor de los opresores contra los oprimidos durante los últimos siete meses.

The New York Times se ha centrado desproporcionadamente en las muertes israelíes en la operación dirigida por HAMAS el 7 de octubre, al tiempo que deshumaniza a los palestinos y resta importancia a la agresión militar del régimen israelí contra ellos, que se ha cobrado miles de vidas y ha generado la peor crisis humanitaria en Gaza.

Curiosamente, ha habido una rebelión interna en The New York Times. En noviembre, se informó de protestas de empleados del NYT en su sede de Manhattan por la cobertura proisraelí de Gaza.



Una historia desacreditada
El 28 de diciembre, The New York Times publicó un controvertido artículo titulado “Gritos sin palabras” en el que alegaba que HAMAS cometió agresión sexual durante la operación del 7 de octubre, que fue ampliamente denunciado por utilizar fuentes poco fiables y citar casos no respaldados por pruebas.

Las investigaciones realizadas por varios medios de comunicación independientes, incluidos October 7 Fact Check, Mondoweiss, Electronic Intifada, The Grayzone y The Intercept, revelaron numerosas inconsistencias y contradicciones en las historias reportadas por NYT.

Estos medios expusieron hechos sobre el caso que demostraron que NYT se basó en testimonios proporcionados por testigos con antecedentes de hacer afirmaciones poco confiables y sin credenciales forenses.

Por ejemplo, el periódico presentó a Yossi Landau, un alto funcionario de Zaka, un grupo sionista extremista que ha estado involucrado en la fabricación de propaganda atroz alrededor del 7 de octubre para vilipendiar la resistencia palestina y glorificar la ocupación genocida israelí.

The Intercept informó que se sabe que Landau ha difundido historias sensacionalistas de atrocidades que luego se demostró que eran falsas, como decapitar a bebés y cortar el feto del cuerpo de una mujer embarazada, pero NYT no lo mencionó en su historia desacreditada.

The Intercept dijo que Times “se basó abrumadoramente” en las narrativas de funcionarios, soldados y trabajadores del régimen israelí, lo cual era comprensiblemente sesgado.

Una de las coautoras de la historia, Anat Schwartz, aclaró más tarde en un podcast el 3 de enero que, a pesar de sus grandes esfuerzos para obtener confirmación de los hospitales israelíes, los centros de crisis por violación, los centros de recuperación de traumatismos y las líneas directas de agresión sexual en los territorios ocupados, no pudo obtener confirmación de ninguno de ellos y le señalaron que “no se habían presentado denuncias por agresiones sexuales”.

En el centro de la historia de NYT estaba su afirmación de que una mujer israelí llamada Gal Abdush, a la que se hace referencia en la historia como “la mujer del vestido negro”, fue víctima de violación antes de ser asesinada el 7 de octubre.

Sus familiares y amigos repudiaron la narrativa de NYT, diciendo que la historia fue “inventada” y que no tenían idea de que el periódico iba a utilizar a su ser querido para promover la falsa narrativa de la violación.



‘Una narrativa predeterminada’
Según The Intercept, el informe de NYT tuvo un “impacto que alteró la vida de miles de palestinos cuyas muertes fueron justificadas por la supuesta violencia sexual sistemática orquestada por HAAMS que el periódico afirmaba haber expuesto”.

También agregó que la misión del periódico era “reforzar una narrativa predeterminada”.

Electronic Intifada en su informe señaló que Israel estaba “doblando su apuesta por una de sus narrativas propagandísticas más escabrosas” porque se enfrentaba a un proceso por el caso de genocidio de Sudáfrica que se presentó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) aproximadamente al mismo tiempo.

The Grayzone también dijo en su artículo de investigación sobre el informe de mala calidad sobre las “violaciones masivas de HAMAS” que las principales organizaciones de medios heredadas como NYT “continúan ignorando serios escándalos políticos [contra Israel] mientras llevan a cabo esfuerzos periodísticos vergonzosamente poco éticos y cuestionados por los hechos destinados a legitimar los objetivos de relaciones públicas del gobierno israelí”.

Un memorando filtrado sobre Gaza
Desde que el régimen israelí lanzó su guerra genocida en Gaza, los principales medios de comunicación occidentales, una extensión de los Estados occidentales, han tratado incesantemente de encubrir el genocidio en Gaza y distorsionar los hechos sobre la guerra israelí menospreciando los sufrimientos de los palestinos y retratando a los israelíes como víctimas.

The Intercept reveló el mes pasado que, según una copia de un memorando interno, que se distribuyó por primera vez en noviembre, The New York Times instruyó a los periodistas que cubrían la guerra de Israel en la Franja de Gaza a evitar el uso de términos como “genocidio” y “limpieza étnica” y “evitar” el uso de la frase “territorio ocupado” al describir la tierra palestina.

A pesar de que el memorando está enmarcado como un esfuerzo por no emplear lenguaje incendiario para describir asesinatos “en todos los bandos”, en el informe de NYT sobre la guerra de Gaza, ese lenguaje se ha utilizado repetidamente para describir ataques contra las fuerzas de ocupación israelíes por parte de grupos de la Resistencia palestinos y casi nunca en el caso de la matanza a gran escala de palestinos por parte del ejército israelí, según el informe.

Según los expertos, la omisión de las palabras “genocidio” y “limpieza étnica” está en consonancia con la deliberada manipulación que hace el periódico de las noticias relacionadas con el genocidio que se desarrolla en Gaza.

También se desaconsejó a los periodistas del periódico utilizar el término “campos de refugiados” para describir zonas de Gaza habitadas por palestinos desplazados, a pesar de su reconocimiento por las Naciones Unidas.

En respuesta a las directivas editoriales, algunos periodistas dentro de la organización expresaron su enojo y desacuerdo, destacando sus preocupaciones sobre los estándares aplicados para informar sobre la violencia perpetuada por el régimen israelí contra los palestinos

‘Una broma de mal gusto’
Activistas propalestinos también recurrieron a las redes sociales para criticar el premio Pulitzer de The New York Times por su cobertura del genocidio de Gaza, describiéndolo como una “broma enfermiza” y una “parodia”.

“NYT obtuvo un Pulitzer por sus reportajes internacionales después de censurar su cobertura de Gaza y encubrir los crímenes de Israel. Ya es difícil decir qué es una parodia”, escribió el martes Asal Rad, una activista radicada en Estados Unidos que tiene un doctorado en historia de Asia occidental, en una publicación en X.

Ben Norton, periodista de investigación independiente, también recalcó en una publicación en X que The NYT recibió un premio Pulitzer por su propaganda sobre el genocidio de Israel en Gaza.

“La industria del periodismo estadounidense es una broma de mal gusto”, afirmó.

“The NYT contrató a un exfuncionario de inteligencia israelí que quiere masacrar a Gaza e inventó acusaciones falsas de agresión sexual de HAMAS”, añadió, refiriéndose a la historia falsa de The NYT en la que Schwartz, quien anteriormente fue funcionaria de la fuerza aérea israelí, es coautora.

Anteriormente, a Schwartz le había gustado un tweet que decía que Israel necesitaba “convertir la franja en un matadero”.

Jonathan Cook, un galardonado autor y periodista británico, también dijo que el premio Pulitzer para el periódico estadounidense debería haberse otorgado a los periodistas asesinados por el régimen israelí en Gaza.

“Se podría haber asumido que el Premio Pulitzer sería para los valientes periodistas de Gaza. Más de 100 de ellos han sido asesinados por Israel en los últimos siete meses: la erupción de violencia contra periodistas más feroz de la historia. Pero estarías equivocado”, dijo.

“En cambio, fue el New York Times el que ganó un premio por su cobertura ‘reveladora’ de Gaza, presumiblemente una referencia a sus informes ampliamente desacreditados sobre violaciones masivas por parte de HAMAS, que el periódico ha tenido que retroceder silenciosamente y que ayudó a racionalizar el intensificado ataque de Israel contra Gaza que resultó en la muerte de tantos periodistas palestinos en Gaza”.

* Los Premios ‘Pulitzer’ reconocen cada año los mejores trabajos de la prensa y medios online, así como en el mundo de la poesía, ficción y música; ‘Pulitzer’ de periodismo es el más prestigioso premio de periodismo en Estados Unidos.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.


¿Cómo los medios estadounidenses encubren genocidio en Gaza?


Mientras el genocidio en Gaza persiste, con la atención ahora dirigida a Rafah, y mientras medio mundo protesta contra esta violencia perpetrada por Israel y critica el papel primordial de Estados Unidos en ella, los medios estadounidenses oscilan entre la imprecisión, en el mejor de los casos, y la complicidad en la violencia contra los palestinos al informar sobre los acontecimientos en Gaza.

Por Xavier Villar

Como señaló el escritor y activista palestino Mohammed El-Kurd en un artículo, “desafortunadamente, cuando se trata de Palestina, la confusión y la manipulación son toleradas. El compromiso con la verdad desaparece”.

Un análisis más profundo revela la complicidad, o lo que se conoce como la fabricación del consentimiento para el genocidio, que implica la manipulación de la opinión pública a través de la propaganda, por parte de los principales medios de comunicación en Estados Unidos. En este análisis, se puede observar cómo el lenguaje mediático alimenta la propaganda islamofóbica y pro-sionista en su cobertura de los acontecimientos en Gaza. Una de las tácticas más comunes para lograr esto es mediante la indignación moral selectiva, que oculta el dolor y el sufrimiento del pueblo palestino, así como las injusticias estructurales, como la ocupación sionista de Palestina, que explican el origen de la respuesta de HAMAS el pasado 7 de octubre.

En general, se puede observar el uso de un discurso selectivo destinado a deshumanizar a los palestinos, lo que en muchos casos perpetúa un lenguaje abiertamente colonial que facilita la justificación de la violencia contra aquellos que son presentados como “menos humanos”.

Otro recurso ampliamente utilizado para “explicar” lo que está sucediendo en Palestina es referirse a ello como una guerra, presentando la imagen de dos partes con un uso similar del poder militar, lo que oculta la realidad de un genocidio perpetrado contra la población civil. En muchos casos, no hay mucha diferencia entre la cobertura de ciertos medios de comunicación estadounidenses y las cuentas de hasbara israelí en redes sociales, ya que ambos intentan establecer una falsa equivalencia entre la resistencia palestina y uno de los ejércitos más poderosos de la región.

Los ejemplos de noticias falsas y diversas distorsiones comenzaron poco después de la operación de HAMAS contra Israel el 7 de octubre de 2023. Una de las fabricaciones más notorias fue la de los “bebés decapitados por HAMAS” durante la operación “Tormenta de Al Aqsa”. Esta mentira fue inicialmente creada en Israel y rápidamente repetida hasta la saciedad por los medios más destacados y prestigiosos de Estados Unidos y Occidente. En este sentido, es importante señalar las similitudes entre los “bebés decapitados” de HAMAS y los bebés supuestamente arrancados de las incubadoras en Irak en la década de 1990, lo que contribuyó a crear un consenso público sobre la necesidad de llevar a cabo la conocida “Operación Tormenta del Desierto” contra el país árabe.

La necesidad de construir un relato mediático para mantener o defender una posición hegemónica es un fenómeno estudiado y reconocido. En este sentido, el escritor afroamericano James Baldwin, conocido por su postura crítica contra la política estadounidense, escribió en 1972 que “todos los reinos requieren consentimiento para funcionar, porque ningún reino puede mantenerse solo por la fuerza”. El pensador italiano Antonio Gramsci fue el padre del concepto teórico de hegemonía, explicando cómo los estados, en su búsqueda de justificación y control, recurren al consentimiento en lugar de depender exclusivamente del ejercicio de la fuerza.

En este sentido, en el contexto actual, muchos medios estadounidenses desempeñan ese papel. Es decir, el respaldo al genocidio no puede sostenerse sin una narrativa sostenible que intente presentar al lado que sufre como merecedor de lo que está ocurriendo.

Muchos de los artículos y reportajes publicados en medios occidentales enmarcan el genocidio en Palestina dentro del paradigma del “choque de civilizaciones”, popularizado por el académico estadounidense Samuel Huntington. Detrás de esta narrativa subyace el intento de crear una sensación de amenaza y peligro basada en la idea, claramente islamófoba, de que los palestinos se comportan de manera violenta e irracional debido a un supuesto odio atávico hacia los judíos.

A partir de la imagen de los “palestinos y musulmanes intrínsecamente violentos”, se articuló una campaña que se inició primero en Israel y luego se extendió a Occidente, centrada en la idea de que los ataques de HAMAS habían comenzado en Israel y luego se dirigirían hacia Occidente. Esta campaña equiparaba la respuesta israelí en Palestina con una guerra del “mundo libre” contra el “totalitarismo yihadista”, representado por HAMAS y la República Islámica de Irán.

Uno de los principales medios responsables de lo que se ha llamado la fabricación del consentimiento para el genocidio en Palestina es el periódico The New York Times, considerado muchas veces como el medio más relevante no solo en Estados Unidos, sino a nivel global. Se puede afirmar que el periódico tiene el poder de influir en la dirección de las noticias que se consumen en todo el mundo. Por ejemplo, su cobertura de las “armas de destrucción masiva en Irak” en su portada contribuyó en aquel momento a generar consenso en torno a la posterior invasión de Irak por parte del ejército estadounidense.

El experto en historia palestina, Rashid Khalidi, autor del libro “Palestina: Cien años de resistencia y colonialismo”, considera que The New York Times, en su cobertura sobre Palestina y la región en general, es “un agente poco confiable y extremadamente nocivo”.

En este sentido, se puede afirmar que The New York Times funciona como una herramienta ideológica de alta precisión cuyo objetivo principal es crear el consenso necesario para mantener el status quo político-ideológico tanto a nivel mundial como en lo que concierne a la región. En los últimos meses, desde el inicio del genocidio en Gaza, el periódico ha retratado las operaciones militares israelíes como “acciones defensivas”, enmarcándolas dentro del supuesto derecho de Israel a defenderse. Además, ha llegado incluso a culpar a HAMAS del asesinato en masa de palestinos, alegando que los utiliza como escudos humanos.

Como documentó el medio online The Intercept, The New York Times contrató a varios ex agentes de inteligencia israelíes con el objetivo doble de fabricar propaganda sensacionalista contra la Resistencia Palestina y publicar artículos claramente pro-sionistas. En este sentido, junto con otros medios occidentales, el NYT publica regularmente comunicados del ejército sionista sin realizar ninguna verificación independiente, a pesar de la larga historia de mentiras y fabricaciones de dicho ejército.

Como explica el proyecto periodístico, The New York War Crimes, esta connivencia del periódico con la visión político-militar estadounidense no es algo nuevo, sino que forma parte de la larga trayectoria del periódico desde los años 50 del siglo pasado, cuando fabricó el consentimiento para el golpe de Estado contra Mosadeq en 1953 en Irán.

Del mismo modo, se puede afirmar que los medios de comunicación estadounidenses, incluido el NYT en particular, han fabricado el consentimiento para el genocidio palestino al ocultar, en primer lugar, la violencia intrínseca relacionada con la fundación de Israel en 1948. Además, han intentado representar la resistencia palestina de forma descontextualizada, presentándola como “violencia irracional” contra los judíos, omitiendo el trasfondo histórico y las injusticias que han sufrido los palestinos a lo largo de los años.

Leer el New York Times en estos meses implica haber encontrado artículos donde Israel responde al ataque considerado irracional de HAMAS, un grupo terrorista islámico con conexiones con Irán, con lo que se describe como fuerza proporcional. Además, se menciona que los ataques a hospitales y escuelas, aunque “lamentables”, son justificados como males necesarios debido a la supuesta utilización de la población civil como escudos humanos por parte de HAMAS. En este marco, Estados Unidos es retratado como un aliado criticable, pero no como un cómplice del genocidio. Los rehenes israelíes son objeto de numerosos editoriales, mientras que los miles de palestinos secuestrados y torturados pasan desapercibidos en la cobertura.

Esto es lo que implica la fabricación del consentimiento del genocidio: no solo una distorsión de la realidad o una mala fe, sino la voluntad de deshumanizar a un grupo de personas en comparación con otro, con el objetivo de hacer que su muerte sea considerada aceptable.


Xavier Villar es Ph.D. en Estudios Islámicos e investigador que reparte su tiempo entre España e Irán.

El aislamiento de Israel crece por la guerra en Gaza y el aumento de la violencia de los colonos


Las acciones del gobierno de Netanyahu han provocado la ira internacional y han hecho realidad el largamente amenazado "tsunami diplomático"

La gente asiste a una protesta contra el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Tel Aviv. Fotografía: Ronen Zvulun/Reuters

Israel se enfrenta a un “tsunami diplomático” amenazado desde hace mucho tiempo en múltiples frentes por su manejo de la guerra en Gaza y el aumento sin precedentes de los ataques de los colonos contra los palestinos en Cisjordania.

En medio de anuncios de sanciones casi mensuales por parte de las capitales estadounidenses y europeas por la violencia de los colonos, que han ampliado progresivamente su alcance, The Guardian entiende que se están considerando aún más objetivos potenciales.

Hasta ahora, las sanciones se han dirigido a personas y organizaciones extremistas y, más recientemente, a un controvertido amigo y asesor de Itamar Ben Gvir, el ministro de Seguridad Nacional de extrema derecha.

Cuando Estados Unidos anunció que estaba retrasando un envío de municiones pesadas a Israel por la insistencia de Benjamín Netanyahu en seguir adelante con un ataque contra la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza , Irlanda y España dijeron que estaban comprometidas con un reconocimiento formal del Estado palestino.

También está creciendo la presión en Europa para que se prohíba el comercio de productos de los asentamientos israelíes.

Alexander de Croo, el primer ministro de Bélgica –que preside la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea– ha dicho que está buscando aliados con ideas afines para impulsar una prohibición comercial, argumentando que Israel ha violado potencialmente las garantías de derechos humanos en el Acuerdo de asociación UE-Israel.

Por su parte, Turquía, que ha tenido durante mucho tiempo una relación compleja con Israel, ha anunciado su propia prohibición total del comercio con Israel, aunque esta semana surgieron informes de un indulto de tres meses para los comerciantes turcos que Ankara negó.

En América del Sur, Israel también ha visto una serie de países que cortaron relaciones diplomáticas o degradaron contactos, y Colombia se convirtió en el segundo país sudamericano después de Bolivia en cortar lazos.

En otros lugares, Israel está bajo investigación en el tribunal penal internacional, que al parecer está considerando emitir órdenes judiciales contra altos funcionarios israelíes, y en el tribunal internacional de justicia, el tribunal superior de la ONU, que está investigando una denuncia de genocidio e incitación al genocidio presentada por Sudáfrica. contra Israel.

Un “tsunami diplomático” contra Israel –una advertencia acuñada por primera vez por el ex primer ministro Ehud Barak mientras se desempeñaba como ministro de Defensa durante el gobierno de Netanyahu– ha sido muy amenazado, pero hasta ahora nunca se ha implementado de manera significativa.

A pesar de las expresiones generalizadas de apoyo internacional a Israel tras el ataque de Hamás del 7 de octubre, su conducción de la guerra en Gaza, junto con un fuerte aumento de la violencia a favor de los colonos en la Cisjordania ocupada, ha intensificado rápidamente las frustraciones que burbujeaban desde hacía mucho tiempo con la negativa de Netanyahu a contemplar cualquier avance hacia un Estado palestino.

Su gobierno ha seguido avanzando a pesar de las advertencias explícitas, incluso en marzo del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, de que el país corría el riesgo de un mayor aislamiento global si atacaba la ciudad palestina de Rafah en la Franja de Gaza.

Y aunque altos funcionarios israelíes han tratado de ser optimistas frente a la presión internacional, diciendo que seguirán luchando solos, muchas de las medidas tienen consecuencias en el mundo real para un país que enfrenta problemas económicos debido a la guerra.

"Lo que ha estado sucediendo en los últimos meses es una acumulación de muchas cosas que han estado en trámite durante años", dice Yossi Mekelberg, del grupo de expertos Chatham House. “Los expertos llevan años advirtiendo del riesgo de una implosión y de que la situación [entre Israel y los palestinos] era insostenible.

"Eso no justifica lo que ocurrió el 7 de octubre... pero tal vez apoyar a Israel con cantidades infinitas de armas no sea una buena idea cuando se lanzan sobre civiles".

Si bien Mekelberg ve la medida turca en el contexto de la conflictiva relación entre Netanyahu y Erdogan, que se remonta a un mortal ataque israelí contra una flotilla de ayuda turca a Gaza en 2010, el reciente endurecimiento de las posiciones en Europa y Estados Unidos "realmente no tiene precedentes", dice. dice.

Al igual que otros, Mekelberg ve una coincidencia de acontecimientos en Israel, en torno a la coalición de derecha y extrema derecha de Netanyahu, que provocaron que los gobiernos finalmente actuaran sobre preocupaciones existentes desde hace mucho tiempo. “La violencia de los colonos no es nueva, pero cuando se reúne a representantes de esos colonos, y a uno de ellos que ha sido condenado [Ben Gvir], como parte del gobierno, entonces el argumento de que de alguna manera la violencia de los colonos existe en los márgenes ya no se sostiene”.

Dahlia Scheindlin, en una columna para Haaretz esta semana, dijo que si bien las sanciones anteriores contra Israel eran poco más que “malas vibraciones”, eso ha cambiado con la amenaza turca de una prohibición comercial y la medida de Estados Unidos de retrasar la entrega de armas pesadas. pertrechos.

Scheindlin también cree que la frustración internacional se viene acumulando desde hace mucho tiempo. “Todo esto se viene gestando desde hace años. Israel se ha estado comportando de una manera contraproducente, como una cacharrería”, dijo a The Guardian.

“Como es tan común con los cambios de paradigma, Israel no ha visto todo lo que sucede bajo la superficie.

“Debe decirse, sin embargo, que el propio Netanyahu empezó a diversificar su cartera de aliados internacionales hacia el mundo menos democrático –para cortejar a Putin en Rusia y a Modi en India– en lo que pensó que sería [una] póliza de seguro”.

Los abogados gubernamentales en múltiples capitales ya están considerando si debería haber una nueva ronda de sanciones y contra quién y qué, en medio de dudas sobre si instituciones clave en la construcción de asentamientos, como el consejo regional israelí en los territorios ocupados y la división de asentamientos de la Organización Sionista Mundial. debería estar en la mira de quienes diseñan las sanciones.

"Se trata de violencia, impunidad y asentamientos y de aislar la actividad de asentamientos del mundo, no de aislar a Israel", dijo alguien familiarizado con la dirección de las discusiones.